Era primavera cuando sus miradas se encontraron después de tantas llamadas de teléfono y tantos obstáculos para poder quedar. Ese maravilloso momento llegó con un bonito día soleado cuando quedaron para tomar un simple café en una estación de tren perdida en la ciudad. Sus ojos no hacían otra cosa que buscarse sin decir nada; sabían que en esa media hora sus corazones habían decidido unirse para siempre. Sin apenas conocerse, ellos ya sabían que sus vidas estarían unidas para siempre. Sin saber qué les deparaba el futuro, decidieron aventurarse en una historia desconocida para los dos. Su mente no reaccionaba sino que dejaba actuar al corazón. Sin saber las consecuencias que ello conllevaba, decidieron vivir de manera intensa su relación, aunque él no estaba demasiado seguro de lo que sentía.
Tras casi dos años de relación de pareja, de haber compartido tantas cosas y de haber soñado tanto, proyectando un futuro, de la noche a la mañana decide tirarlo todo por la borda porque alguien se cruza en su camino. Es una ilusión, pero no le importa lo más mínimo haber destrozado toda una vida y unos proyectos por una simple quimera.
Ahora el corazón de ella está roto, vació y sin ilusión, y no se explica cómo al cabo de tanto tiempo aún sigue esperando que su gran amor regrese. Eso nunca ocurrirá, se dice cada día que pasa y no recibe respuesta alguna por parte de él.
Una historia, con un final no muy feliz.
ResponderEliminarLas relaciones pueden tener un final, a pesar de los grandes comienzos.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, claro que toda historia puede tener un bonito final,a pesar de las circunstancias.
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